Ha pasado ya un
tiempo desde que el cortejo de la Soledad de San Lorenzo avanzaba por la calle Jesús
del Gran Poder, con sus tramos de pequeños creando ilusión en una Hermandad que
cuando es cofradía es Alfa y Omega, Niños y Mayores para cerrar la Pasión.
Recuerdos de un
domingo de Ramos caluroso, inundado de blanco con nazarenos llegados desde
el Porvenir.
Recuerdos de un
Lunes Santo, que nos dejó la estampa de un pequeño nazareno de San Pablo
cansado y agarrando su cirio con fe.
Evocación de un
Martes Santo , en el que por vez primero vimos al Nazareno de la Humildad en el
cortejo del Cerro.
Vista atrás de un
Miércoles en el que la lluvia nos regaló a los nazarenos más jóvenes del Carmen
Doloroso jugando en las naves de la Catedral.
Jueves Santo ya
roto por la mitad, donde las Hermandades que cerraban el día pudieron hacer su
Estación de Penitencia.
Madrugá de túnica
bordada en los Gitanos , de Esperanza en ambas orillas del Guadalquivir.
Viernes Santo de
Santos Oficios huérfano de Hermandades
en las Calles de la Ciudad, la fe visitó los templos.
Sábado Santo de
Sabor Servita con su exquisitez, de la Trinidad, de Santo Entierro, de Sol
entre las nubes y de la Caridad a los pies de la Virgen de la Soledad, pues es
Ella la que lleva el detalle más bonito de la Semana Santa , la Caridad.