Y fue la Madre Angelita
la que pisó Hinojos
y ante cientos de ojos
a la Virgen devolvió la visita.
Dos décadas habían pasado
de ser otra Hermana de la Cruz
dando al convento su calor y su luz
de un fervor a ella entregado.
Con ellas en su casa estuvo la Señora
recibiendo numerosas peticiones
en forma de hermosas oraciones
hasta que de volver a su casa llegó la hora.
Y aquella tarde de solera
Santa Ángela con Ella estuvo
y decidió en ese rinconcito de nuevo
soñar con verla pasar en Primavera.
Foto Manuel Antonio Rodríguez Madrigal
Texto Jara
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