martes, 20 de diciembre de 2011

El Reencuentro con la Esperanza.


Había pasado mucho tiempo Señora y tenía ganas de verla de nuevo,como buena Madre sabes lo que había sucedido y las razones por las cuales el barco no llegaba a puerto.
Pero gracias a tu intermediación un navegante llamado Jesús hizo posible que el barco llegara a un puerto denominado Esperanza.
Si Señora,han sido muy duros los momentos pasados y aún siguen los últimos coletazos de la tempestad causando sus estragos,pero reconfortados ,cuando peor estábamos,nos sentíamos de escuchar el nombre de nuestra Capitana.
Mal lo hemos pasado durante el temporal que intento hacernos naufragar en la alta mar,muchas veces el remolino que a nuestro barco podía hacer naufragar lo creaba nuestra propia conciencia y nuestras ganas de solucionar nuestros problemas de una manera ego centrista sin pensar ni escuchar a los demás que haciendo el bien nos vinieron a apoyar para que el barco de nuestras vidas ,con los afilados acantilados que desafiantes amenazan, no pudiera chocar.
Caeremos y tropezaremos muchas veces en nuestras vidas,pero siempre debemos pensar en que la Esperanza nos levantará de la dura caída.
Una vez comentaron,como podéis venerar a trozos de madera,muy simple, esa divina madera esconde detrás un tesoro,ese tesoro no se cuantifica en oro de coronas ni bordados portentosos,ese tesoro es la devoción de la gente,que venera a sus imágenes y que enviados por la Esperanza ayudan al necesitado a levantarse y a seguir con el camino trazado por Dios,por eso detrás de cada caída hay una Esperanza.
Y al fin por ver de nuevo tu rostro moreno y gitano se siente uno reconfortado,pero no nos tenemos que quedar con el rostro de la Divina Madera,hay que ir más allá y ver en el rostro de la Esperanza la faz de aquellas personas que estuvieron en los momentos que nuestro barco podía naufragar y no ser rescatado de la tempestad,pero allí la Alfarera morena encendió la luz del Faro y sacó varias barquitas para que el barco que hacía aguas a lugar seguro pudiera regresar.
Pero no podía ser en otro día más que en el tuyo en el que nos volviéramos a ver y presente allí observando el beso que le daba a la capitana de su vida, el cuadro de la Almirante y protectora de nuestra flota, puerto seguro de aquellas naves que un día buscaron el puerto prometido por nuestro Salvador,la Virgen del Carmen.
A aquellas personas que son enviados por la Esperanza para ayudarnos en los momentos difíciles sin esperar nada a cambio.A aquellas que hacen del sueño de la Esperanza una realidad.


Texto Jara

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