La imagen habla por si sola,centenares de velas,cientos de
llamas .
Reflejos de muchas promesas,de gracias a la Madre de Dios.
Tras la oración a la Señora en la blanca ermita,hora de
encender el fuego.
Fuego en el que están los recuerdos que antes se le contaron
a la Madre.
Llamas que esconden ilusiones que antes se dijeron a la
Virgen.
Una imagen vale más que mil palabras y esta imagen recoge la
fe de un pueblo.
Cualquier día es bueno para visitar a la Blanca Paloma,cualquier
día es bueno para encender la llama del corazón que mientras la vemos arder nos
hace sentir mejor y soñar con un mundo en el que el bien gane terreno a la
falta de valores.
Curioso,una llama que se une a otra y así se va formando la
candelería de la marisma.
Y allí los cuatro elementos,el fuego,lel aire de Doñana,el
agua de la Marisma y la Tierra de la aldea,paraíso de devoción y fe rociera.
La imagen por si solo habla,el inmenso mar de velas,un mar
que cualquier día del año recoge la fe y la devoción de un pueblo convertidas
en promesas y gracias a la Virgen.
Este es el auténtico Rocío, el del encuentro con la Blanca
Paloma y el Divino Pastorcito,él de la fe y la humildad,él de las promesas y
las gracias,él de los sueños y las ilusiones y él de las velas que forman un
mar tan maravilloso e irrepetible que es hermoso contemplarlo tras la Visita a
la Señora.
Texto Jara
Foto Jara
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