La iglesia de Santa Catalina
con su torre ya espera,
que florezca la vida
y una nueva primavera.
Sus paredes encaladas
ya se han marchitado,
sintiéndose muy olvidadas
por el tiempo despistado.
Los finos y hermosos ladrillos
que todo lo contemplan,
ven como los chiquillos
en su interior no entran.
Son muchos los sentimientos
muchos sueños y la ilusión,
que este bello monumento
guarda con mimo y devoción.
Que se recupere el Señorío
de este templo monumental.
y que todo su poderío
vuelva a ser de nuevo real.
Texto Jara
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