Llegó la mañana, por fin era el momento de la Jura de
Reglas, después de muchos avatares del destino, entonces y tras coger su
medalla, su libro de reglas y sacarse fotos con las personas que le acompañaban
en aquella calurosa mañana de octubre el nuevo hermano se sentó un momento en uno de los bancos de la Capilla.
En su mano llevaba unos versos que tenía desde hacía
muchísimo tiempo, versos dedicados a personas que siempre le habían apoyado en
los momentos difíciles, también llevaba una oración dedicada a la Virgen.
Ilusionado con la medalla puesta ya sobre su pecho, pensó
las veces que se acercó a la Virgen y los momentos buenos y malos vividos, pero
incluso en los peores momentos la Virgen siempre estuvo a su lado, trayendo la
Esperanza a la persona que estaba necesitada.
Hacía calor en la Calle y más calor en la Capilla, había
mucho calor humano, entonces decidió acercarse a dos personas que le habían
acompañado y se sentó junto a ellas, enseñando lo que había traído, leyeron los
dos textos y en un momento del corazón salió un pequeño hilo de voz dirigido hacia
la Virgen, entonces el Hermano que
juraba ese día alzó la mirada y dijo mirando a la Madre.
¡Dios te Salve María,
Reina y Madre de
Triana!
De gracia llena eres
siendo el faro que nos guía,
eres la celestial Capitana
de nuestra travesía.
Bendita es nuestra Esperanza,
bendito fruto Jesús,
que tras caer con la Cruz
de nuevo se levanta
iluminado por tu Luz.
¡Santa María, Nuestra Señora!
Ruega por este pueblo pecador
que navega contando horas
para llegar al Puerto de Nuestro Señor.
Así fue como lo hizo y salió de la Capilla con gran alegría
puesto que después de muchos momentos complicados había llegado el momento de
estar delante de Ella y jurar Reglas como hermano. Al salir una cosa tenía
clara a Nuestro lado siempre esta la Esperanza en nuestra travesía, ayudándonos
para que esta se haga con un mar en calma y que en caso de tempestad tengamos
un puerto seguro bajo el cobijo de su manto.
Texto José Antonio Rodríguez Ángel
Foto Manuel Antonio Rodríguez Madrigal.
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