La peste sin
piedad
la zona costera
atacaba,
dejando la
soledad
allá por donde
pasaba.
Estragos en el
marquesado
esta enfermedad
creaba,
un milagro
obrado,
a su cabecera no
llegaba.
Se salvó
Gibraleón
de trágicos
momentos,
a San Roque
Patrón
se hace en
agradecimiento.
Una imagen para
devoción
a un gran maestro
artesano
se encarga con ilusión
para el caserío
panturrano.
Así es la
historia
de la Villa y su
Patrón,
aún en la memoria
aquel Santo de
Gibraleón.
Texto Jara
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