Dios te salve Reina y Madre,
de la Angorilla Protectora.
Nuestra Esperanza, Vida y Dulzura,
Nuestra Celestial Comodora.
Dios te Salve. A ti suspiramos
en esta nuestra travesía.
A tu Santo Escapulario imploramos
con la nueva luz del día.
Vuelve tus ojos misericordiosos
hacia las aguas del Odiel.
Muestra a Jesús, el Almirante,
tú Tripulante más Fiel.
¡ Oh clementísima, oh piadosa ¡
Puerto seguro de aguas fluviales.
Sé siempre misericordiosa
y protégenos en las tempestades.
Ruega por Gibraleón, Dulce Virgen
Navegante.
Cúbrenos
bajo tú manto de amor
para algún día poder llegar
al embarcadero celestial de Nuestro Señor.
Amén
Texto e Imagen: JanRoc
1 comentario:
Que bellísima eres madre mía.
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