Fría y gris tarde de febrero en
Madrid, una mujer joven se dirige a la Parroquia de Santa Cruz, amenaza lluvia la
atmósfera pero ella bajo su paraguas sigue caminando hacia el templo.
Al entrar a la luz de las velas se
encuentra con los titulares de la
Hermandad, el Gran Poder y la Esperanza Macarena,
nombres que le recuerdan a las devociones de su tierra, tierra que tuvo que
dejar por la necesidad de encontrar un trabajo que en su ciudad y en los
alrededores no había.
Fue complicado dejar la luz de la Tierra de María , fue
complicado dejar la figura de la
Giralda y la belleza de la Torre del Oro, fue complicado alejarse del
Guadalquivir y del Puente de Triana.
La última foto de la Ciudad fue la de la
estación de Córdoba y el tren avanzando por los ándenes atestados de gente que
esperaban a familiares o bien para coger el tren a sus distintos destinos.
Poco era el equipaje y en su cartera
poco era el dinero pero mucha la devoción, allí junto a las fotos de sus
familiares llevaba fotos de sus devociones, la del Señor del Gran Poder y la Esperanza Macarena,
donde fuera allí Ellos le acompañarían.
Llegó a la Capital de España tras un
largo viaje de más de doce horas en tren, allí ya le esperaba una amiga que
había hecho el mismo camino un año antes y que ya estaba trabajando.
Muchas fueron las lágrimas en la
estación de tren madrileña, la persona que le esperaba le llevó inmediatamente
al sitio donde viviría y le explicó como sería su trabajo.
El lunes empezó con su trabajo en un
taller de textiles y allí se encontró a Ellos, ellos le hacían la jornada más
llevadera, allí estaban su Gran Poder y su Esperanza Macarena junto a la Virgen de Guadalupe, ya que
eran también mucho los extremeños que allí trabajaban.
Una tarde un grupo de personas le
invitaron a asistir a una noche flamenca en la Casa de Andalucía, se preparó y salió con los que eran ya sus nuevos
amigos, la vida seguía estaba en contacto con su familia a través de Cartas y
alguna llamada telefónica incluso iba juntando algo de dinero para que sus padres
le visitaran en la Capital
de España.
Pero antes pasaron por la Parroquia de Santa
Cruz y allí se encontró con los
Titulares de una Hermandad, cual fue su sorpresa al ver que el nombre de aquel
Nazareno era el de Jesús del Gran Poder y el de la Dolorosa la Esperanza
Macarena, una inmensa pena le llenó el alma al escuchar los nombres de su
Tierra, pero la pena duró poco porque el alma se llenó de alegría al saber que
esa Hermandad fue fundada años atrás por personas que habían realizado su mismo
camino y que con la devoción que llevaban desde su Tierra decidieron crear una
Hermandad y que sus titulares fueran El Gran Poder y la Esperanza Macarena,
estaban muy lejos de su Tierra pero su devoción les hacía estar cerca, pues
allí tenían a su Señor y a su Esperanza.
Aquellas imágenes empezaron a formar
parte de su vida, devoción que le ayudaba a ser más feliz día a día a pesar de
la dureza de su vida, pero deseaba que llegaba los Viernes para acercarse a
aquellas tallas para que la añoranza de su tierra fuera menor.
La esencia de una devoción siempre
se transmite, de Padres a Hijos, de abuelos a nietos y de las personas que un
día tuvieron que ir a otro sitio para
ganarse la vida , dejaron atrás muchas cosas, pero no la devoción y su devoción
les hizo crear nuevas hermandades con Titulares que son devoción de otras
personas.
Texto Jara
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