Parece quedar lejos el pasaje de las escrituras en el que el
Rey Herodes mando a ejecutar a los niños recién nacidos. Pero nada más lejos de
la realidad hay personas que hoy en día son Santos Inocentes y parecen que están olvidadas.
Santos Inocentes, esos cristianos de Irak, Siria o Egipto
que tienen que huir, pagar un impuestos a unos salvajes, renegar de su religión
o verse crucificados como nuestro Señor, a esos verdugos les da igual atacar a
mujeres, niños, ancianos su misión es acabar con todo lo que no sea su
radicalismo y todo ello mientras la sociedad occidental mira hacia otro lado,
el no querer afrontar los problemas es lo que los hará más grande.
La mirada de los enfermos de ébola, que día a día mueren en
África. Aquí solo nos alarmamos cuando trajeron a dos personas que murieron por
dar su vida por los demás. Ahora parece que nadie se acuerda de esta enfermedad
silenciosa, sin darnos cuenta que contra más contagios haya, mas se expandirá y
más difícil será controlarla.
Santos Inocentes aquellos inmigrantes que engañados y
dominados por mafias se lanzan buscando un mundo mejor, perdiendo la vida en el
intento, curioso que nuestra sociedad se alarme por estos casos.
Santos Inocentes los niños explotados en el mundo, que
trabajan a destajo por un sueldo mísero, a veces dejando sus vidas en tragedias
como las del edificio de Bangladesh, curioso rajarse las vestiduras en muchos
sitios y luego comprar productos fabricados en países donde no se respetan los
derechos laborales de los adultos y donde los pequeños no tienen derecho a la
educación.
Santos Inocentes, esos pobres que duermen bajo una caja de
cartón en las frías noches de inviernos, porque no tienen otro lugar donde ir.
Santos Inocentes los parados que no pueden llevar a sus
hijos felicidad, en este último punto hay que pararse, no pedimos tener lo
último, pero si pedimos un sistema justo, que lleve alimentos a las familias,
juguetes a los niños en fechas entrañables, pero en este punto deberíamos
aprender de tiempos pasados, en buscar el gesto, seguramente los tengamos en el
ejemplo de fotos de nuestros padres o abuelos, muñecas de cartón o trapos,
pelotas, eran felices con lo poco que tenían. Es mejor tener un poco con
felicidad que mucho sin saber disfrutarlo. Aparte se deberían llevara cabo talleres, huertos sociales, medidas que
creen una sociedad más justa, sin necesidad de tener que acudir a la demagogia
barata, que algunos pregonan.
En el mundo hay muchos Santos Inocentes, la sociedad debe de
afrontar los problemas de forma valiente y decidida, actuar para que los
problemas no sean mayores.
Texto Jara
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