A tu Santo
Escapulario
nos encomendamos,
María.
Para que bendigas
a diario
nuestra larga
travesía.
Cúbrenos bajo tu
manto
en los malos
momentos.
Cuando lleguen
los llantos
danos fuerzas con
sentimientos.
Tú, que eres la
Capitana
de la gente
Marinera,
sé luz de la
mañana
y nuestra
Celestial Bandera.
En la Mar y en el
Río
se te reza con
devoción,
con el fervor y
el tronío
que sale del
corazón.
Bendita Reina del
Carmelo,
la Estrella más
hermosa
que brilla en el
Cielo,
Madre eterna y
misericordiosa.
Texto y Foto; JanRoc
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