El carro estaba preparado y el arriero mimaba con celo hasta
el ultimo detalle para que el cajón que llevaba la talla no tuviera el menor
percance, no era la primera obra del taller del Maestro Pedro Roldán que iba a
la Casa Grande del Carmen, pero sería una sorpresa para las personas que
acudieran ese día al Convento a la Misa de imposición de las cenizas.
Dos Padres paseaban por la Iglesia del Convento tras dar las
ánimas, era aún martes de Carnaval y junto con otros hermanos custodiaban las tallas y
esperaban por si tenían que dar la extremaunción a alguien, las puertas del
Convento estaban esa noche cerrada para evitar que alguien se acogiera a sagrada
tras alguna mala obra,habría tiempo para perdonar al día siguiente bastantes
pecados y para a primera hora el hermano limosnero saliera a pedir limosnas
para los necesitados. Todo ello estaba llevado a cabo por el Hermano Eliseo,
bien es cierto que no todo el convento estaba cerrado, el mismo había dejado a tres hermanos a custodia
de una pequeña puerta por si alguien era perseguido por algún delito menor en el que no hubiera
sangre. Antes de acompañara estos hermanos vio la talla de Jesús de las Penas un
Cristo Caído que había llegado junto con él al Convento la misma noche , por
eso antes de ir a hacer compañía a los hermanos guardianes decidió dar las
gracias a su Cristo.
El carro llegaba a las Puertas del Convento, nada más salir
del taller un grupo de Carmelitas
acompañados de una ronda de corchetes con su alguacil caminaron, a pesar de ser
Martes de Carnaval , era cuestión de tratar de asegurar el contenido que iba en
un cajón envuelto de paja, había que dejarlo en las mismas puertas del Convento
donde los Hermanos se encargarían de la grandísima talla que en el iba , todo
iba a la perfección por las calles embarradas puesto que ese día había llovido
bastante, estaba todo tranquilo al estar los bailes en la zona de la alameda , ningún
problema y así se dejó el Carro en el interior del convento, la sorpresa ya sin
alguaciles saltó al empezar a quitar la paja que protegía al cajón, allí apareció
un joven con sus ropas hechas puros harapos, aquel joven estaba desnutrido y
tenía magulladuras en su cuerpo, el
Padre Prior se acerco a aquel joven para buscar información, y aquel chico
contó que era un huérfano de familia, que llevaba mucho tiempo trucando en casa
de juegos los huesos de Juan Tarafe y las descuadernadas, pero que cierto señor
se dio cuenta , y al ser señor principal y no querer cometer con sus propias
manos delitos de sangre pensó que lo mejor era alquilar cuchilladas, por lo
visto al joven no le había quedado otra que saltar por una azotea al taller del
Maestro Imaginero Roldán, había visto que todo estaba preparado y se metió
entre la paja, no sabía que llevaba el Carro pero al entrar en recinto sagrado
le había salvado la vida, por lo que sería el primer fiel de la talla que allí
fuera.
Lo oyó el prior y complacido por la explicación le dijo que
Dios así lo había querido y el mismo joven lo había dicho en el Cajón iba la
talla de un hermoso nazareno caído, cuya cruz ya estaba en el convento, con el
permiso del joven ya siendo Miércoles de Ceniza, perdonó sus pecados y le mandó
a tomar los hábitos no como penitencia, sino como designio de Jesús de las
Penas que así se llamaba la Talla, y así al momento bautizó a aquel joven como
Hermano Eliseo, el hermano aprendió a leer, escribir y paso de fraile a
sacerdote, se involucraba en la vida del convento, era el Hermano Limosnero y
era el que iba a la Cárcel Real a perdonar los pecados.
Años más tarde y en la noche que daba inicio la cuaresma el
Hermano Eliseo se dirigió a su Cristo Caído, aquel que le había salvado la vida
años atrás, para pedir esa noche más que nunca que le diera la fortaleza para
afrontar las cosas que pudieran suceder.
La Historia del Hermano Elíseo, es una historia de perdón
que junto con la limosna y el ayuno, son las tres bases de la Cuaresma,
llevando a cabo esas tres bases conseguiremos un mundo mejor.
Texto Jara
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