domingo, 2 de noviembre de 2014

El Difunto no Sacramentado. Leyenda del Día de Difuntos





Se acercaba el final de la tarde del primero de noviembre, el Día de Todos los Santos, habían pasado un buen día en las cercanías de Santiponce y ya estaban en Triana a punto de cruzar el puente de barcas. En ese momento las Campanas de la Ciudad empezaron  a tocar para recordar el día que se iba a acercar una vez que el sol se pusiera.
Aceleraron el paso y el joven caballero se dirigió a su dama para contarle una historia que en Sevilla se tiene por cierta, la del Difunto no Sacramentado, la dama pidió que se la contara mientras aligeraban el paso para que ya la noche les cayera en el Palacio.

Sucedió tiempos atrás en Sevilla que tal día como hoy y a horas de llegar el día de los difuntos unos jóvenes nobles volvían de una romería que se celebraba en las afueras de la ciudad en honor a Todos los Santos, pasaron los jóvenes de vuelta por el cementerio de una parroquia donde a pesar de ser festivo se estaba produciendo un entierro y rieron de la familia que tenía tanto dolor. Esto dio la idea a uno de ellos de que antes de que acabaran la jornada se tenía que reír de un difunto al que no conociera, fuera por el vino fuera por que eran unos jóvenes calaveras los jóvenes hicieron su apuesta.
Se dirigieron pues a la casa de uno de ellos que explicó que a ciertas horas un sacerdote de un convento cercano salía par dar el último sacramento a las personas que estaban a un paso de la vida eterna y que por ello y por valentía ese sacerdote esa noche no tenía que dar una extremaunción, en la apuesta iba prebendas sobre ciertas posesiones y allí apostaron aquellos jóvenes.
Aquella tarde en el Convento se había recibido orden de que el Hermano que se encargaba de asistir a las personas en su agonía debía salir a prestar su servicio, con toda la buena fe el Sacerdote salió para cumplir con su cometido, al poco tiempo fue abordado por un joven caballero que iba a lomos de su caballo, enseñándole la espada y sin atender a sus súplicas le amenazó si no le acompañaba, el sacerdote fue prendido y encerrado en una cuadra, allí oró por el alma de aquella persona a la que no pudo atender.
Falleció la persona a la que tenía que haber visitado el sacerdote y fue enterrada de inmediato entre gran tristeza de sus familiares y desazón de no haber recibido el difunto el último sacramento, todo el mundo se preguntaba por las razones que llevaron al Sacerdote a no aparecer. Enterraron a aquel hombre entre gran dolor.
Tras haber ganado la apuesta el joven calavera soltó al Sacerdote que tenía retenido en las cuadras de un amigo avisando que tenía amigos en la Inquisición y que no dijera nada.
Temió el sacerdote y salvo secreto de confesión a  su prior no contó nada.
Pero Dios es justo y da recompensas y castigos, una noche tras dejar a unas damas y embriagado por el vino el Joven que impidió una extremaunción cayó al suelo y tuvo un sueño.Pensó que era tomado por muerto y que  Sacerdote salió de un Convento cercano para darle la extremaunción , a pesar de sólo haber salido uno el joven en su interior veía dos, uno era el encargado de ese sacramento, pero quién era el otro, el otro sacerdote era el difunto que no pudo ser sacramentado y que pese al Joven estar con vida y tener un solo golpe decidió llevarlo de su mano al Purgatorio para que penara sus pecados y pagara por tanto daño hecho.
Y así sucedió le dieron la extremaunción y lo enterraron a  pesar de estar vivo, el alma del difunto que no pudo ser sacramentado consiguió parte de su recompensa, pero fue castigada por actuar sin consentimiento y en esta noche que empieza llega desde el purgatorio para castigar a Calaveras.

Fue terminando el joven su historia y apremió a su hermosa dama a que aceleraran el paso so pena de poder encontrarse el alma del difunto no sacramentado, que cada inicio del día de difuntos recorre las Calles Sevillanas cumpliendo su castigo.


Texto Jara

No hay comentarios: