Se acercaba el final de la tarde del primero de noviembre,
el Día de Todos los Santos, habían pasado un buen día en las cercanías de
Santiponce y ya estaban en Triana a punto de cruzar el puente de barcas. En ese
momento las Campanas de la Ciudad empezaron
a tocar para recordar el día que se iba a acercar una vez que el sol se
pusiera.
Aceleraron el paso y el joven caballero se dirigió a su dama
para contarle una historia que en Sevilla se tiene por cierta, la del Difunto
no Sacramentado, la dama pidió que se la contara mientras aligeraban el paso
para que ya la noche les cayera en el Palacio.
Sucedió tiempos atrás
en Sevilla que tal día como hoy y a horas de llegar el día de los difuntos unos
jóvenes nobles volvían de una romería que se celebraba en las afueras de la
ciudad en honor a Todos los Santos, pasaron los jóvenes de vuelta por el
cementerio de una parroquia donde a pesar de ser festivo se estaba produciendo
un entierro y rieron de la familia que tenía tanto dolor. Esto dio la idea a
uno de ellos de que antes de que acabaran la jornada se tenía que reír de un
difunto al que no conociera, fuera por el vino fuera por que eran unos jóvenes
calaveras los jóvenes hicieron su apuesta.
Se dirigieron pues a
la casa de uno de ellos que explicó que a ciertas horas un sacerdote de un
convento cercano salía par dar el último sacramento a las personas que estaban
a un paso de la vida eterna y que por ello y por valentía ese sacerdote esa
noche no tenía que dar una extremaunción, en la apuesta iba prebendas sobre
ciertas posesiones y allí apostaron aquellos jóvenes.
Aquella tarde en el
Convento se había recibido orden de que el Hermano que se encargaba de asistir
a las personas en su agonía debía salir a prestar su servicio, con toda la
buena fe el Sacerdote salió para cumplir con su cometido, al poco tiempo fue abordado
por un joven caballero que iba a lomos de su caballo, enseñándole la espada y
sin atender a sus súplicas le amenazó si no le acompañaba, el sacerdote fue
prendido y encerrado en una cuadra, allí oró por el alma de aquella persona a
la que no pudo atender.
Falleció la persona a
la que tenía que haber visitado el sacerdote y fue enterrada de inmediato entre
gran tristeza de sus familiares y desazón de no haber recibido el difunto el
último sacramento, todo el mundo se preguntaba por las razones que llevaron al
Sacerdote a no aparecer. Enterraron a aquel hombre entre gran dolor.
Tras haber ganado la
apuesta el joven calavera soltó al Sacerdote que tenía retenido en las cuadras
de un amigo avisando que tenía amigos en la Inquisición y que no dijera nada.
Temió el sacerdote y
salvo secreto de confesión a su prior no
contó nada.
Pero Dios es justo y
da recompensas y castigos, una noche tras dejar a unas damas y embriagado por
el vino el Joven que impidió una extremaunción cayó al suelo y tuvo un
sueño.Pensó que era tomado por muerto y que Sacerdote salió de un Convento cercano para
darle la extremaunción , a pesar de sólo haber salido uno el joven en su
interior veía dos, uno era el encargado de ese sacramento, pero quién era el
otro, el otro sacerdote era el difunto que no pudo ser sacramentado y que pese
al Joven estar con vida y tener un solo golpe decidió llevarlo de su mano al
Purgatorio para que penara sus pecados y pagara por tanto daño hecho.
Y así sucedió le
dieron la extremaunción y lo enterraron a
pesar de estar vivo, el alma del difunto que no pudo ser sacramentado
consiguió parte de su recompensa, pero fue castigada por actuar sin
consentimiento y en esta noche que empieza llega desde el purgatorio para
castigar a Calaveras.
Fue terminando el joven su historia y apremió a su hermosa
dama a que aceleraran el paso so pena de poder encontrarse el alma del difunto
no sacramentado, que cada inicio del día de difuntos recorre las Calles
Sevillanas cumpliendo su castigo.
Texto Jara
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