lunes, 23 de febrero de 2015

El Cristo del Azulejo





En un azulejo hermoso
está el antiguo Señor,
un Cristo portentoso,
una talla de esplendor.

La fe de Gibraleón
en esta obra estaba,
cuán grande la devoción
que su pueblo profesaba.

En la blanca fachada,
testigo de la Historia,
la imagen venerada
está en la memoria.

Su pueblo huérfano quedó
de su gloriosa presencia,
pero el Carmen no perdió
la exquisitez y la esencia.

Y un hermoso día
una nueva talla llegó,
su dulcísima armonía
al pueblo entero cautivó.


Su figura todo llenó
de un aroma añejo,
el antiguo Señor volvió
al Convento en azulejo.

Dos tallas, una devoción
que ya es legendaria,
el pueblo es oración,
el Carmen es plegaria.

En la imagen actual
queda la eterna esencia,
de aquella obra magistral
de aquella hermosa presencia.

El Señor de Gibraleón,
siempre ha sido glorioso,
que grande la devoción
a ese Cristo milagroso.

Setenta y cinco años hace
nuestro Alcalde Honorario,
una historia que nace
con aquel Cristo legendario.

Texto Jara
Foto Jara






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