En tus mejillas un manantial,
lleno de gotas de Rocío,
que refrescan aquel corral
de mucho arte y poderío.
A tu hermoso rostro divino
le cantan con gran devoción
los nuevos y viejos vecinos
de toda tu collación.
Calle Santiago en la Calma
de una tarde primaveral,
paz que llega al alma
con tu cariño maternal.
Esos benditos ojos, luceros,
que nos llevan con Pasión,
por el céntrico sendero
con aromas de Redención.
Madre del Señor traicionado,
que necesita el
Consuelo
tras ser por Judas Besado,
busca su Rocío del Cielo.
Foto Rocío Ortega Cejudo, a la que por su Santo dedico estos humildes versos.
Texto Jara
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