La Calle Martín
Rey llora
al no poder
contemplar
como a la Divina Pastora
el sombrero le
van a quitar.
Triste están los Llanos
de la Villa de
Cantillana,
en esa noche de
verano
de la campiña
sevillana.
La cuesta del
reloj vacía
sin gente esa madrugada
cercana ya la luz
del día
el amanecer
anuncia su llegada.
Pero no podrá la
tristeza
en la Vega del
Guadalquivir
con la gran
belleza
que la ilusión
hace sentir.
Divina Pastora de
las Almas,
imagen de gran
devoción,
que al rebaña
lleva calma
venciendo a la
desilusión.
Foto/Texto; Jara/JanRoc
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