El
Adviento es el tiempo con el cual se inicia el año litúrgico cristiano y
consiste en un período de preparación espiritual para la solemnidad de la
Natividad, nombre litúrgico de la Navidad, en la cual se celebra el Nacimiento
de Jesús. El Adviento es la espera que cada cristiano lleva en su interior,
quizás manifestado en su lado más tierno y espiritual que se materializa en la Imagen
de un Niño Dios recién nacido que cada año nos vuelve a traer la Esperanza de
la Salvación y nos llena de confianza en Él.
El
Adviento es nuestra Esperanza. La Esperanza; Ese estado de ánimo que surge
cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. La Esperanza es la espera
que los cristianos centramos en esos hechos que dependen solamente de la
Voluntad Divina.
Y
para mí, la Esperanza tiene el rostro de la Virgen a la que rezo desde mi niñez,
aquella a la que mi padre me enseñó a querer y me puso bajo su protección hace
mas de treinta años. Esa Virgen morena y guapa que reúne en sus ojos las
peticiones y anhelos del barrio de Triana.
Cada
noche al cerrar mis ojos y rezar la Salve mi mente evoca su recuerdo de la
Señora, Sus ojos, Su boca, Su perfil, Su penetrante mirada... sueña con su
mecida por las calles del barrio, con su “roneo”, con vítores y lágrimas, con
oraciones y promesas, con sentimientos, con recuerdos, anhelos e ilusiones...
Ella recoge en un instante todo lo que mi corazón siente... La Esperanza es
centro de mi último pensamiento, mi última imagen antes de dormirme... vela mis
sueños y en mis sueños yo la busco.
Sueño a
mi Esperanza, sueña mi corazón cofrade cada día por verla presidir su palio,
por ver los dragones de los basamentos de sus varales, por ver el angelito con
el chupete en su respiradero, por ver sus largas bambalinas, por ver sus velas
rizadas... por verla mirándonos como la veneramos, como Triana la quiere... Y
yo, desde mi rincón en la Capilla, la observo sin pestañear mientras lágrimas
recorren mis mejillas pues es tan grande mi dicha de tenerla delante que el
corazón no puede contener su emoción... y sí, lloro por sentirme trianera y
tener ese inmenso privilegio de tenerla frente a mi... Lloro de recuerdos, de
sonrisas y de oración.
Sueño a
la Esperanza cada día de mi vida, y es la primera imagen que veo al abrir mis
ojos, pues su rostro preside mi dormitorio. En cada rincón de mi casa está la
Esperanza, en un cuadro, estampa o azulejo y Sus manos nunca nos dejan de
ayudar.
Sueño a
la Esperanza y la busco... la busco en mis plegarias, peticiones y
agradecimientos... Ella asidero de mi vida en todos los momentos en los que se
necesita esa ayuda no terrenal, aquellas situaciones difíciles que no entiendes
por qué te ha tocado vivirlas y aquellas otras en las que tu corazón está lleno
de alegría... Entrar en Su Capilla y buscar su mirada, simplemente estar con mi
Señora, ya es tranquilidad para mi alma.
Porque
Ella, mi Esperanza, es el epicentro de mi existir... mi refugio y mi consuelo,
Mi Madre.
Elena
del Rocío Romero Peralta
18 de
diciembre de 2021
Festividad de la Esperanza
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