domingo, 23 de enero de 2011

Una Leyenda del Gran Poder


Muchas personas se preguntan cual es la razón para venerar a unos trozos de madera,por qué nos ponemos de rodillas en las iglesias o por qué lloramos al ver pasar delante nuestra las benditas imágenes de Dios hecho hombre y su Madre la Virgen María.
Hay muchas historias que dan a conocer que esa devoción va muy lejos y se hace a veces muy real.
Uno de los ejemplos más hermosos era el de aquel hombre que todos los viernes visitaba San Lorenzo para ver al morador más conocido de la Plaza,Jesús del Gran Poder,nunca faltaba a su cita,pero la enfermedad llegó a su familia y dejó de visitarlo y empezó a irse de su mano.
Un día tras salir del trabajo este hombre se dirigió a una cafetería para tomar un café y alguien le preguntó,si no iba a ir a los cultos del Señor a lo que respondió que si El Gran Poder quería verlo que lo visitara en su casa.
Pasó el tiempo y en Sevilla se celebraron las misiones episcopales,muchas imágenes se trasladaron durante una semana a otros templos,por ejemplo la Macarena fue a la antigua parroquia de San Juan de Ribera en el Polígono de San Pablo,al Gran Poder le tocó visitar el Barrio de Nervión.
Todo estaba preparado para la salida del Señor de Sevilla hacia la Parroquia de la Concepción,pero hubo un imprevisto llegando al barrio el cielo amenazaba agua y comenzó a llover,los hermanos que acompañaban al cortejo se temieron lo peor,la Virgen pudo ser resguardada,pero el Señor no cabía en ningún lado,la banda de música se fue y el problema era encontrarle sitio a la imagen de Cristo,tardaron poco alguien encontró un portal en el que cabía el Señor y hacia allí se dirigieron.Entraron secaron las cosas que estaban mojadas y luego encendieron los faroles que iluminaban al Señor.
Aquella misma tarde nuestro hombre salía ya con la oscuridad de su puesto de trabajo y se dirigía a su casa,no había querido participar de las Misiones,pero de repente en su portal alguien le esperaba,escoltado por dos hermanos y con la iluminación de los cirios encendida allí estaba ÉL,cuando lo vio se puso de rodillas y empezó a rezarle ya preguntarse por qué se había separado.Pero Jesús fue a visitarlo aquella tarde de lluvía y el hombre no volvió a faltar a su cita con el Carpintero de San Lorenzo.
Esta leyenda hace recordar la visita de Jesús a Zaqueo,siempre estamos necesitado del Señor y la visita de la imagen del Gran Poder a este hombre así lo demuestra

Texto Jara
Dibujo Rosa María Antrás Fernández
Blog de Rosa http://larosacofrade.blogspot.com

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