miércoles, 6 de marzo de 2013

Memorable





La Homilía del Arzobispo Castrense Monseñor Juan del Río en la Función principal del Cachorro fue de las que gusta escuchar una y mil veces.Con pocas palabras Monseñor Del Río fue muy claro y cautivó a los fieles congregados en la Basílica del Cachorro.
Vayamos por parte nada más empezar su homilía trato el tema de las enfermedades y de las fuerzas que se necesitan para superar momentos tan delicados.
Luego trató el tema de la caridad en estos complicados momentos que se están viviendo , la caridad debe ir por delante de todo,pero ojo vino la caridad se debe realizar por unos valores y no para que la gente vaya diciendo por ejemplo que bueno es, acordémosno pues del evangelio de Mateo en el que se decía que los Fariseos cuando daban limosna tocaban la trompeta para hacerse ver , vino a decir Monseñor del Río que esta no es la caridad que se buscaba se busca aquella Caridad que sale del Corazón,  hacerlo porque sale del Corazón y no para figurar.
Habló también el Castrense de la religiosidad popular en la vida espiritual, y de los ataques del laicismo a esta última. Monseñor alabó la religiosidad popular cuando es el muro que frena los ataques de l laicismo a las creencias religiosas,pero recordó que sin vida espiritual la religiosidad popular no tendría ningún sentido, hay que saber mezclar la religiosidad popular y los cultos en su medida porque cuando van de la mano vamos llevando a la Iglesia por bandera.
Y para ver cual era el contrapunto del mal uso de la religiosidad popular dentro de la vida espiritual trajo el ejemplo de aquellos miembros que van de folclóricos cuando llegan a  sus hermandades  y por alguna razón determinado casi siempre acaban montando follones.
Por último recordó Sevilla, la ciudad siempre en el corazón.
La forma tan cercana de explicar como debe de ser la caridad, como debe de ser la vida en la Hermandad y el avance y fortaleza de la Iglesia hizo que una gris y lluviosa mañana de Marzo se convirtiera en una templada mañana para el corazón del Cristiano. Mereció la pena estar dos horas de pie para escuchar a Monseñor Juan del Río pues con una forma sencilla dio una homilía de las que quedarán en la memoria.

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