domingo, 22 de diciembre de 2013

Sentimientos de Esperanza, María Santísima de la Esperanza Macarena, por Manuel Antonio Rodríguez Madrigal.

 
 
Cualquier macareno de cuna o cualquier sevillano de a pie, es más apto y más digno que este que escribe para hablar de la Esperanza.
Esperanza, que es Macarena. Razón de la felicidad.

Porque ante su presencia, todo es distinto. Pierdo la noción del tiempo y mi mirada se pierde en sus ojos de mujer; de mujer sevillana, como Dios la hizo para reinar en esta tierra bendita. Humana, cercana, cuan madre que es del Verbo encarnado, que en esta Hispalis Magna, se le llama Gran Poder.

Y esta Esperanza Bella, a medida que pasa te enamora, cada vez más me embelesa y ese candor y esa emoción es una irresistible llamada, a la que este sencillo, con estas humildes palabras quiere manifestarle su amor. Amor que Tú destilas, derramando e infundiendo Esperanza en este turbado corazón, de incertidumbres y derivas; Refugio y consuelo al pecador, a todo aquel que llega a tu morada de San Gil.

Aún no ha llegado la Navidad y el pasado día 18, yendo a tu casa a felicitarte, me diste la gracia de ser uno más de tus hijos macarenos; Otra vez, frente a frente, cara a cara, durante minutos, o tal vez fueran horas... No lo sé, fue un instante en que nos mostraste la gracia celestial, desde la proximidad de tu mano, desde el fulgor de tu mirada; Cuando te despojaron de tu corona, de tu manto y de tus galas, nos acogiste en tu maternal abrazo, con el hasta luego, de cada día y con el guiño a una nueva primavera, a una nueva Madrugada, en que derramarás por tu ciudad querida, lo que tú eres: Esperanza.

A mi amigo Fernando Marmolejo, padrino que me enseñó a quererla. 

Manuel Antonio Rodríguez Madrigal es miembro de Junta de Gobierno de la Virgen de la Bella, Patrona de Lepe, es a su vez Hermano de Pasión y de la Hermandad de la Macarena de Sevilla, agradezco su colaboración tanto con este blog como con la persona que escribe este último párrafo. Muchas Gracias.

Foto Manuel Antonio Rodríguez Madrigal.

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