miércoles, 26 de marzo de 2014

Perfume de Azahar





El reloj marcaba las 6,30 era una hermosa y luminosa tarde de primavera, en la plaza había empezaba a florecer los geranios y los claveles dándole color, los naranjos también se vestían de primavera ya que el azahar en sus copas empezaba a brotar.
Solía acudir muchas tardes a aquella plaza, los pequeñines jugaban corriendo detrás de una pelota, las madres los observaban en la plaza, más allá en otro banco  unos ancianos tenían una amena charla.
De repente cruzó la plaza una chica, iba dirección a la Iglesia y en ella entró, no era el primer día que la veía pasar , se podía decir que acudía allí porque una vez la vio pasar y se quedó prendado de su belleza, acudía siempre normalmente pasaba antes de las siete de la tarde, unos días salía del templo más temprano y otro más tarde.
Nunca le había llamado la atención la Iglesia y lo que en ella hubiera, pero tras el primer encuentro con aquella chica tenía muchas ganas de poder pasar y observar que labor era la que allí realizaba, quiso seguirla pero no se atrevió la timidez podía con él.
Aquella noche decidió armarse de valor, casi no pudo dormir pensando en el día siguiente y pensando en ella, lo poco que durmió soñó con ella, pero al día siguiente una tormenta y un aguacero hizo que no pudiera disfrutar del mejor momento del día, aún  así decidió ir a aquella plaza y tomarse un café en uno de los bares, la hora se acercaba y ella entró en la Iglesia tras cerrar su paraguas. Pasó por la plaza y vio como gran parte del azahar había caído, era una pena, con todo el valor entró en la Iglesia hacía mucho que no entraba en un templo, y lo que vio le dejó maravillado, pero más maravillado le dejó ver como aquella hermosa joven tras rezar se dirigió a una capilla.
Vio como la hermosa joven se acercaba a la capilla y se ponía a rezar ante las imágenes que allí se encontraban, tras el rezo abrió una pequeña puerta y sacó de ella material de la limpieza, con mucho mimo empezó a limpiar el suelo y con un trapito retiraba el polvo acumulado durante la jornada. Entonces decidió acercarse a ella y preguntarle la historia del lugar, ella le comento que era una tradición familiar cuidar de aquella capilla dentro del templo, que normalmente iba su madre y los fines de semana su padre, pero que su madre había caído enferma y que estando allí tras cuidarla durante la tarde, iba allí a rezar ya  desahogarse un poquito, pero le daba pena que aquellas imágenes a las que tan devota era su familia, y que en tiempos no muy lejanos habían formado parte de una hermandad, de la cual uno de sus abuelos había sido hermano mayor, estuvieran ahora en un inmenso olvido, su familia intentaba cuidar aquello pero por ejemplo no había dinero para flores, y mucho de los enseres de la Hermandad habían sido vendidos, lo poquito que quedaba de otra época mejor estaba allí.
Sintió pues el joven piedad, por la historia de la familia de la chica y salió del templo, apenado sin saber en que podía ayudarla, aquella noche volvió a soñar con ella y soñó con las imágenes a las que veneraba ella y soñó que estaba en una procesión con aquellas imágenes rodeadas de una inmensa devoción. Los pasos caminaban por las calles con los naranjos llenos de flores de azahar que perfumaban la noche de primavera en la que la Hermandad realizaba la estación de penitencia.
Y en ese sueño vio la solución, al azahar de los naranjos que empezaba a brotar, los geranios que veía en la plaza, si aquello lo tenía al alcance de la mano, era fácil darle la ilusión a una persona que la necesitaba y entonces decidió dar el paso, aquella tarde al ver pasar a la joven le invitó a tomar un café y a charlar y le dijo como poner más hermosa la capilla sin necesidad de gastar dinero alguna. En el corral de su casa había numerosas macetas que su madre cuidaba y su padre tenía cerca del río un amplio huerto, en el que había muchos naranjos, de algunos de ellos su madre hacía unos pequeños ramos para una pequeña imagen que había en su casa.
El domingo llegó y tras la misa fueron a por los que deberían  ser los ornamentos de aquellas imágenes, la madre del joven al oír la historia ayudó en todo lo que pudo, preparó las macetas e hizo los ramos con el azahar.El domingo por la tarde se dirigieron al templo y allí adornaron la capilla, con las flores, todo estaba quedando precioso y dejaron la capilla hermosamente adornada.
Al abrir el templo el lunes por la tarde las personas que allí fueron se quedaron maravilladas al contemplar la bella imagen de la capilla, pero sobre todo quedaron embriagados por el olor del azahar, muchos preguntaron cuanto habían necesitado para poner la capilla, así de bonita a lo que la joven respondió que un poco de voluntad y mucho cariño.
La noticia se difundió y en los días siguientes muchas personas se reunieron para aportar su granito de arena para cuidar del lugar, unos limpiaban, otros engalanaban la capilla y otros se encargaban de cuidar las imágenes y crearles con sus propias manos un nuevo patrimonio.
Entonces la joven se acercó al chico que le había ayudado a recuperar aquella capilla para el pueblo y allí le pidió que le ayudara a cuidar de la Capilla y de los titulares de la hermandad, él aceptó.
Tarde de primavera luminosa, los niños corretean en la plaza, las madres los miran, dos ancianos entran con su pequeña nieta en la Iglesia y le llevan a una capilla, en ella están los titulares de la Hermandad que ellos refundaron con mucho cariño, su historia va unida a aquellos Titulares, la pequeña entonces se queda impresionada por el fragante olor que hay en unos ramos puestos en unos jarrones a los pies de la Virgen, el azahar vuelve a embriagar la capilla como cada primavera.

Texto Jara
Foto Jara

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