miércoles, 5 de marzo de 2014

Tiempo de Perdón. Leyenda de Miércoles de Ceniza





El carro estaba preparado y el arriero mimaba con celo hasta el ultimo detalle para que el cajón que llevaba la talla no tuviera el menor percance, no era la primera obra del taller del Maestro Pedro Roldán que iba a la Casa Grande del Carmen, pero sería una sorpresa para las personas que acudieran ese día al Convento a la Misa de imposición de las cenizas.

Dos Padres paseaban por la Iglesia del Convento tras dar las ánimas, era aún martes de Carnaval y junto con  otros hermanos custodiaban las tallas y esperaban por si tenían que dar la extremaunción a alguien, las puertas del Convento estaban esa noche cerrada para evitar que alguien se acogiera a sagrada tras alguna mala obra,habría tiempo para perdonar al día siguiente bastantes pecados y para a primera hora el hermano limosnero saliera a pedir limosnas para los necesitados. Todo ello estaba llevado a cabo por el Hermano Eliseo, bien es cierto que no todo el convento estaba cerrado, el  mismo había dejado a tres hermanos a custodia de una pequeña puerta por si alguien era perseguido por  algún delito menor en el que no hubiera sangre. Antes de acompañara estos hermanos vio la talla de Jesús de las Penas un Cristo Caído que había llegado junto con él al Convento la misma noche , por eso antes de ir a hacer compañía a los hermanos guardianes decidió dar las gracias a su Cristo.

El carro llegaba a las Puertas del Convento, nada más salir del  taller un grupo de Carmelitas acompañados de una ronda de corchetes con su alguacil caminaron, a pesar de ser Martes de Carnaval , era cuestión de tratar de asegurar el contenido que iba en un cajón envuelto de paja, había que dejarlo en las mismas puertas del Convento donde los Hermanos se encargarían de la grandísima talla que en el iba , todo iba a la perfección por las calles embarradas puesto que ese día había llovido bastante, estaba todo tranquilo al estar los bailes en la zona de la alameda , ningún problema y así se dejó el Carro en el interior del convento, la sorpresa ya sin alguaciles saltó al empezar a quitar la paja que protegía al cajón, allí apareció un joven con sus ropas hechas puros harapos, aquel joven estaba desnutrido y tenía magulladuras en su  cuerpo, el Padre Prior se acerco a aquel joven para buscar información, y aquel chico contó que era un huérfano de familia, que llevaba mucho tiempo trucando en casa de juegos los huesos de Juan Tarafe y las descuadernadas, pero que cierto señor se dio cuenta , y al ser señor principal y no querer cometer con sus propias manos delitos de sangre pensó que lo mejor era alquilar cuchilladas, por lo visto al joven no le había quedado otra que saltar por una azotea al taller del Maestro Imaginero Roldán, había visto que todo estaba preparado y se metió entre la paja, no sabía que llevaba el Carro pero al entrar en recinto sagrado le había salvado la vida, por lo que sería el primer fiel de la talla que allí fuera.
Lo oyó el prior y complacido por la explicación le dijo que Dios así lo había querido y el mismo joven lo había dicho en el Cajón iba la talla de un hermoso nazareno caído, cuya cruz ya estaba en el convento, con el permiso del joven ya siendo Miércoles de Ceniza, perdonó sus pecados y le mandó a tomar los hábitos no como penitencia, sino como designio de Jesús de las Penas que así se llamaba la Talla, y así al momento bautizó a aquel joven como Hermano Eliseo, el hermano aprendió a leer, escribir y paso de fraile a sacerdote, se involucraba en la vida del convento, era el Hermano Limosnero y era el que iba a la Cárcel Real a perdonar los pecados.
Años más tarde y en la noche que daba inicio la cuaresma el Hermano Eliseo se dirigió a su Cristo Caído, aquel que le había salvado la vida años atrás, para pedir esa noche más que nunca que le diera la fortaleza para afrontar las cosas que pudieran suceder.

La Historia del Hermano Elíseo, es una historia de perdón que junto con la limosna y el ayuno, son las tres bases de la Cuaresma, llevando a cabo esas tres bases conseguiremos un mundo mejor.

Texto Jara

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