viernes, 24 de abril de 2015

Poesía y Fotografía. Romances, San Juan de la Cruz






 En el principio moraba
El Verbo, y en Dios vivía,
en quien su felicidad
infinita poseía.

 El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía;
Él moraba en el principio,
y principio no tenía.

 El era el mismo principio;
por eso de él carecía.
El Verbo se llama Hijo,
que del principio nacía;
hale siempre concebido
y siempre le concebía;

 dale siempre su sustancia,
y siempre se la tenía.
Y así la gloria del Hijo
es la que en el Padre había
y toda su gloria el Padre

 en el Hijo poseía.
Como amado en el amante
uno en otro residía,
y aquese amor que los une
en lo mismo convenía

 con el uno y con el otro
en igualdad y valía.
Tres Personas y un amado
entre todos tres había,
y un amor en todas ellas

 y un amante las hacía,
y el amante es el amado
en que cada cual vivía;
que el ser que los tres poseen
cada cual le poseía,

 y cada cual de ellos ama
a la que este ser tenía.
Este ser es cada una,
y éste solo las unía
en un inefable nudo

 que decir no se sabía;
por lo cual era infinito
el amor que las unía,
porque un solo amor tres tienen
que su esencia se decía;

 que el amor cuanto más uno,
tanto más amor hacía.
 
Texto San Juan de la Cruz
Foto Jara 

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