domingo, 7 de junio de 2015

Adoro te devote. Santo Tomás de Aquino




Te adoro con devoción, Dios escondido,
 oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
 A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.
 Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza;
 creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
 nada es más verdadero que esta palabra de verdad.
 En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
 pero aquí se esconde también la Humanidad;
 creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
 No veo las llagas como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios:
 haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame.
 ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre:
 concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
 de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
 Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
 que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.

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