lunes, 20 de junio de 2022

Al Salvador alabemos

 




Al Salvador alabemos,

que es nuestro Pastor y guía.

Alabémoslo con himnos

y canciones de alegría.

 

Alabémoslo sin límites

y con nuestras fuerzas todas;

pues tan grande es el Señor,

que nuestra alabanza es poca.

 

Gustosos hoy aclamamos

a Cristo, que es nuestro Pan,

pues Él es el Pan de Vida,

que nos da vida inmortal.

 

Doce eran los que cenaban

y les dio Pan a los doce.

Doce entonces los comieron,

y, después, todos los hombres.

 

Sea plena la alabanza

y llena de alegres cantos;

que nuestra alma se desborde

en todo un concierto santo.

 

Hoy celebramos con gozo

la gloriosa institución 

de este banquete divino,

el Banquete del Señor.

 

Ésta es la nueva Pascua,

Pascua del único Rey,

que termina con la alianza

tan pesada de la ley.

 

Esto nuevo, siempre nuevo,

es la luz de la verdad,

que sustituye a lo viejo

con reciente claridad.

 

En aquella última cena

Cristo hizo la maravilla

de dejar a sus amigos

el memorial de su vida.

 

Enseñados por la Iglesia,

consagramos pan y vino,

que a los hombres nos redimen,

y dan fuerza en el camino.

 

Es un dogma del cristiano

que el pan se convierte en Carne,

y lo que antes era vino

queda convertido en Sangre.

 

Hay cosas que no entendemos,

pues no alcanza la razón;

mas, si con fe las vemos,

entrarán al corazón

 

Bajo símbolos diversos

y en diferentes figuras,

se esconden ciertas verdades

maravillosas, profundas.

 

Su Sangre es nuestra bebida;

su Carne, nuestro alimento;

pero en el Pan o en el Vino

Cristo está todo completo.

 

Quien los come, no lo rompe,

no lo parte ni divide;

Él es el todo y la parte;

vivo está en quien lo recibe.

 

Puede ser tan sólo uno

el que se acerca al altar,

o pueden ser multitudes:

Cristo no se acabará.

 

Lo comen buenos y malos,

con provecho diferente;

no es lo mismo tener vida

que ser condenado a muerte.

 

A los malos les da muerte

y a los buenos les da vida.

¡Qué efecto tan diferente

tiene la misma comida!

 

Si lo parten, no te apures;

sólo parten lo exterior;

EN EL MÍNIMO FRAGMENTO

ENTERO LATE EL SEÑOR.

 

Cuando parten lo exterior,

sólo parten lo que has visto;

no es una disminución

de la Persona de Cristo.

 

El Pan que del cielo baja

es comida de viajeros.

Es un pan para los hijos.

¡No hay que tirarlo a los perros!

 

Isaac, el inocente,

es figura de este Pan

con el cordero de la Pascua

y el misterioso maná.

 

Ten compasión de nosotros,

buen Pastor, Pan verdadero.

Apaciéntanos y cuídanos

y condúcenos al cielo.

 

Todo lo puedes y sabes,

Pastor de ovejas, divino.

Concédenos en el cielo

gozar de la herencia contigo.

Amén.

 

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