¡Oh efímero hermoso altar,
por los cirios iluminado!
¡Oh efímero hermoso
altar,
digno de ser contemplado!
Allí el Hijo Crucificado
mira expirando al Cielo,
Madre y Discípulo amado
son su mayor consuelo.
Cuan grande la hermosura
de tu rostro Patrocinio,
tu mirada de dulzura
es el encanto divino.
Tienes entre tus manos
la corona de espinas
que llevaba El Gitano
en su frente divina.
Y Él, en el centro,
el Cachorro de Triana
viene a nuestro encuentro
como luz de la mañana.
¡ Oh efímero hermoso altar
de Quinario y Función!
¡ Oh efímero hermoso altar
de sentimiento y devoción!
Foto María del Pilar Pérez
Texto Jara
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