viernes, 2 de noviembre de 2012

El animero de la Cava,leyenda del día de difuntos




En el ocaso del día de Todos los Santos dos de las campanas de la Giralda empezaron a tocar,se trataban de las campanas Santa Cruz y Omnium Sanctorum,aprovechó y con su antorcha se dirigió por los terrenos del  Convento de San Pablo,había salido del Convento del Santo Ángel vestido con el hábito de Animero para acompañar a un grupo que aquella noche vocearía aquello de pedir una oración y una limosna por las ánimas,parece ser que existía un cuadro de la Virgen del Carmen y allí realizaban procesión tras pasar por los diferentes cementerios parroquiales de la Ciudad.
La noche que caía de forma rápida venia acompañada de un viento helado,que hacía peligrar la luz de las antorchas y teas que en ese momento se disponían a Cruzar el Puente de Barcas que unía las dos orillas y que llegaba hasta los pies del Castillo de la Inquisición.
Normalmente era él quien acudía como animero aquella noche a la Cava por un acontecimiento en el que se vio envuelto años atrás aquella misma noche y que llegada la fecha año tras año siempre le traía remordimientos.
El suceso en si aconteció aquella misma noche en una de las tabernas más peligrosas de Triana,donde ni corchetes ni alguaciles se atrevían a llegar y menos en una ronda nocturna,la parroquia de aquel lugar por lo demás todos se autoproclamaban de cristianos de rancio abolengo y limpieza de sangre pura no pisaban una parroquia ni por asomo y sólo en el caso de la urgente necesidad de acogerse a Sagrado .Allí se encontraba un joven que estaba esperando para embarcar en un galeón destino a las Indias,quería hacer algo de fortuna para no seguir pasando la hambruna que había en su tierra por unas malas cosechas,a simple vista no llamaba la atención pero si lo llamaba una cosa que llevaba en su equipaje,se trataba de un escapulario de plata que bien vendido sería un buen golpe para vivir unos meses sin más sobresaltos.
Y a ello se puso,trazó un plan con un cómplice se repartirían las ganancias del botín y así fue a la salida en una calleja de Triana asestaron un buen número de puñaladas al sujeto en cuestión,pero una vez que estaba ya la muerte efectuada decidió también acanar con su complice para no repartir el botín,así lo hizo,pero cual fue su sorpresa que al buscar el escapulario descubrió en el joven asesinado el hábito de un familiar de la Inquisición,estos nunca actuaban solos y habían ido a buscar a alguien ,aparte el Convento de San Jacinto allí estaba el Castillo también y si conseguía huir por el Puente de Barcas lo primero que se encontraba era los terrenos del Convento Domínico de San Pablo.Su única escapatoria seria probar suerte a través del río y llegar al Convento Carmelita de Los Remedios,era o morir al instante o caer garra de la inquisición y morir lentamente bajo tortura,asi lo hizo tenia experiencia en llevar pequeños barcos y cogió uno,cruzó río abajo y llego a los terrenos del convento,aporvechando la noche se incorporó a una procesión de ánimas que allí se estaba efectuando,oyó claramente las intenciones por aquellas almas del purgatorio,pero sobre todo por las de aquellas personas que tenían que morir y que habían hecho mucho daño en esta vida,le atemorizó bastante los tormentos eternos del infierno y decidió una vez terminada al amanecer la procesión ingresar en el convento para por lo menos redimir su alma.Llevaba aquel escapulario y allí en el Convento a la Imagen de la Virgen del Carmen lo dejó en secreto como donación.
Pero esta noche que encabezaba la procesión de ánimas por Triana con una imagen de la Virgen iba tranquilo,ya descansaba de los temores de aquel asesinato,si bien durante muchas noches del día de difuntos tembló porque no se había confesado del crimen,al final lo hizo ante un sacerdote al que fue a dar la extremaunción,el sacerdote antes de morir lo absolvió de aquel pecado y como penitencia le dijo que encabezara siempre hasta su muerte la procesión de las ánimas.
Y así como todos los años desde aquel momento encabezaba la procesión de las ánimas de Triana ,la redención de su alma estaba en manos de aquellas ánimas del purgatorio por las que pedía.

Texto Jara

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