El nuevo llamador,
las Puertas carmelitas,
acompañaba al Señor
esa tarde bendita.
Había estado nublado
también algo llovió,
el momento había llegado
y el Sol apareció.
Los rayos del ocaso
su rostro acariciaban,
mientras el hermoso paso
por las calles caminaba.
Llegaba al Ayuntamiento
el Alcalde Honorario,
se desbordó el sentimiento
en su setenta y cinco aniversario.
Abandonó la Plaza España
avanzando con poderío,
a la Ermita de la Guadaña
llenó todo con su Rocío.
del Rey Sabio llamada,
soñaba con esmero
esperando su llegada.
Santa Cruz y Santa Ana,
más tarde los Leones,
la noche panturrana
se llenaba de emociones.
Los naranjos lo contemplaban
y en Rufa Rosado
las miradas lo observaban
el final ya estaba asomado.
En el templo Carmelita
la Soledad ya esperaba
allí la Madre bendita
veía como su Hijo entraba.
Del Señor fue el día,
que lleno con devoción,
con ilusión y alegría
las Calles de Gibraleón.
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