jueves, 29 de septiembre de 2011

Consuelo de Nuestras Almas


La historia que traemos a colación sucedió en la primera mitad de los años 80 más concretamente en el mes de septiembre.
Era una tarde calurosa de primeros de septiembre cuando sucedieron los hechos,un joven veía como su vida se venía abajo como un castillo de naipes.
Todo iba en su contra y cada vez estaba mas solo y más encerrado en su casa,sin tener actividades para el ocio,sin hacer nada y perdiendo por no salir de su agujero las pocas amistades que tenía.
Sucedió que al final perdió todas sus amistades,que al final no tenía con quien compartir,lo curioso que era una persona que siempre lo había dado todo y que siempre era el primero en apoyar,pero pasó lo que pasó y fueron muy pocas las personas que a él lo apoyaron por eso se vino abajo y no pudo salir de su hoyo.
Sucedió que ese día retiró de su cuarto todas las estampas y todas las fotografías que tenía de sus hermandades hasta un cuadro que le regaló su abuela recién fallecida,empezó a dejar de creer en todo lo que le rodeaba y cada vez se fue haciendo más y más arisco y mas inaccesible hasta que llegó un momento en el que nadie le hizo caso.
Un día pasó por la puerta de la Parroquia a la que era asiduo a la que acudía cada domingo a misa,salvo que fuera a alguna iglesia del centro, y a la que solía acercarse a rezar todas las semanas.
Siempre acababa su rezo ante la Virgen de los ojos azules,cielo de Sevilla con el que siempre soñaba,pero cielo que se volvió tan negro como la vida misma y entonces no volvió a aparecer por la iglesia en mucho tiempo.
Pero suceden las cosas y años más tarde bajó un domingo de mañana a la calle y se encontró con un Rosario de la Aurora,era esa misma imagen la de los ojos azules la que se dirigía al centro penitenciario y entonces comprendió que quizás había personas en peores situaciones que la suya.
Aquella misma tarde una vez había vuelto a su casa se acercó a la parroquia y miró a los ojos azules de la Virgen de Consolación,comprobó en ellos otra vez el cielo de la ciudad y vio en ellos el optimismo para seguir adelante,con el paso del tiempo siguió adelante siguió acercándose y aparecieron en su vida de nuevo las personas que lo volvieron a hacer feliz.
Siempre encontramos en los ojos de María el Consuelo para nuestras desdichas, cuando la miramos ella nos reconforta y nos cuida en este duro camino que es la vida

Texto Jara
Foto Jara

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