Porque he buscado siempre en Tu mirada el consuelo de Madre... porque en tus manos he encontrado la calidez cercana de una amiga... porque cada Sábado Santo me has conmovido con Tu llanto y te he acompañado en tu caminar por la ciudad latente, que esperaba en Tu Esperanza encontrar la Luz de tu rostro... y te miré, te encontré y ya jamás pude olvidarte. Eres el último consuelo que un hombre busca en su vida, esa áncora a la que nos aferramos cuando algo sale mal... y siempre eres Tú, Madre Trinitaria, Esperanza Salesiana la que nos vuelve a levantar.
Tu capilla ha sido el refugio donde siempre te he encontrado, donde Tus brazos me han acogido y donde he soñado con verte de nuevo en Tu paso de palio... Porque Tú eres Señora del Sábado Santo, la Esperanza más niña de todas, y por esa gracia que en tu rostro brilla la última Dolorosa que Sevilla quiso contemplar en una madrugada con tintes gloriosos de Resurrección... Y lo eres. Es tu manto el más melancólico, porque TU nombre es el más paradójico de los que hay en la semana... eres Esperanza, pero todo se acaba...
Y un año más volveré a encontrarte en Tu capilla, donde iré a buscarte en la fría tarde del día de la Esperanza, a contemplar el candor de tu carita de niña y a soñar con una nueva primavera, donde seas la Luz y la Esperanza que espera Sevilla cada Sábado Santo.
Marta Guisado es Hermana de las Hermandades de la Lanzada y de la Trinidad,agradecer su colaboración en este espacio.
Foto Jara
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