miércoles, 13 de febrero de 2013

El tabernero arrepentido,leyenda de Cuaresma




Existía en la Sevilla del XVII una calle con varias tabernas,si bien todos estaban en un gremio,como era lógico en aquella España ,eran las luchas fratricidas y subterráneas  que había entre ellos.
Sucedió que el más rabúo y malaje del gremio quería quedarse solo en aquella calle,ya que según él era el tabernero más antiguo y debía tener sus privilegios.
Nada más lejos de la realidad había taberneros más antiguos en aquella Calle pero habían dejado el negocio a sus hijos o aprendices,si bien es cierto que ellos seguían pendientes y las tabernas seguían estando bajo su propiedad y llevando sus nombres.
Pero la ocasión le vino que ni pintada a Nicasio Larragán que así se llamaba nuestro protagonista,aprovechó todas las oportunidades para eliminar la competencia ya usando tahúres,ladronzuelos o untando a  la justa  con sobornos que hacían que la misma entrando en las tabernas en ronda de siete cerrara los locales.
Pero había un posadero que aguantaba todas las envestidas de Larragán ,en esa misma calle abrío una taberna un hostelero honrado que los miércoles daba de comer a los mendigos que se encontraban cerca de la Casa Grande de la Merced Calzada,así mismo era muy devoto del Santísimo Cristo de la Expiración y veneraba también al Señor de Pasión,pero su devoción particular era el Crucificado,si bien es cierto que este buen hombre llamado Guzmán de Loreto atendía las peticiones que le llegaban desde las dos hermandades y normalmente era quien  realizaba las comidas de confraternización.
Sucedió que Larragán molesto y echando humos  decidió acabar con la competencia y contrato a unos antiguos soldados que andaban de matachines,estos soldados decidieron reventar un acto y que en la taberna de Guzmán hubiera una reyerta que acabara con sangre así ,así lo hicieron un domingo hubo un par de muertes y la posada de Guzmán la cerraron,no importaba en aquella España envenenar a la gente y que muriera por tomar vino adulterado,pero si echaban el cierre a aquellos establecimientos en los que había una muerte, aunque el Hostelero no tuviera la culpa.
Sucedió así Loreto cerró su taberna y arruinado tuvo que pedir caridad en la Casa Grande,sus Cristos le  llamaron y se hizo allí sacerdote.
Años más tarde una epidemia de peste asoló la Ciudad y uno de los enfermos que llevaron al Convento para ser atendido fue Larragán,muy enfermo y a punto de morir contó que se había lucrado a costa de hundir a sus competidores,que el dinero lo había sido todo para él,pero que aquellas fiebres le hacían arrepentirse de todo el daño causado de lo que más se arrepentía era de lo que le había hecho a Loreto.Decidió Larragán entonces en su ultimo voluntad y con Loreto como cofesor,donar su huerta cercana a la puerta real y su taberna para que allí se construyera un comedor que diera de comer a los necesitados y así se hizo.
En cuanto pasó la epidemia el Padre Loreto se puso en Marcha para cumplir la última voluntad del tabernero arrepentido y creó junto con las Hermandades un comedor donde ibán aquellos que pedían limosna a la puerta del convento.
Al igual que la historia,cuaresma es tiempo para pedir perdón y para perdonar,y más que nunca en tiempos de necesidad los valores son una buena solución para ayudar al necesitado.

Texto Jara
Foto Jara

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