martes, 8 de octubre de 2013

Nuestra travesía




La travesía ha terminado
los siete mares recorrí
y hoy muy ilusionado
Señora me postro ante ti.

Recuerdos de aquel niño
que quería ser hermano
y hoy con todo el cariño
pide Madre le des la mano.

Te vi por vez primera
una tarde de  Viernes Santo,
a mi llegó tu primavera
llena de Pasión y encanto.

La Capilla estaba cerrada
pero las puertas se abrieron
y contemplar tu hermosa cara
a mi querida abuela debo.









El inicio de muchas esperas
en la blanca Calle Pureza
en aquellas noches de primavera
donde ilusionado contemplaba tu belleza.

Desde San Pablo salíamos unidos
para ir a tu encuentro
y al de tu Hijo caído
por la Cruz del Sufrimiento.

Cuantas veces Madre fueron
cuanta ilusión todos teníamos,
pero algunos contigo ya partieron
y su sonrisa aquí perdimos.

Va avanzando nuestra travesía
buscando tu puerto seguro
que nos da cobijo y alegría
tras un tiempo largo y duro.

 


Nos vamos haciendo mayor
de la familia a amigos pasamos
pero, Madre, tu bendito amor
siempre bien lo disfrutamos.

Tu puerto iba a buscar,
un encuentro en pleno amanecer
cuando al salir de la Catedral
a Triana te disponías a volver.

Entonces Madre aprendí a visitarte
en Santa Ana o en tu Capilla,
y aprendía a rezarte,
Señora , Reina de Triana y Sevilla.

Se iba acercando el momento
de por fin ser hermano,
pero el cruel padecimiento
antes visitó mi Altozano.


Estaba todo muy bien preparado
nada menos que Don Vicente Acosta
mi solicitud había firmado
pero el destino lo hace aposta.

Me llamaron por fin para jurar
pero fue imposible de ir
porque la enfermedad de un familiar,
hacía ti, Madre, le hizo partir.

Entonces empecé a recordar
de cuantas veces me acercó
para tu cara poder contemplar
y hoy Ella ya te visitó.

Lo que uno Madre, no podía imaginar,
que tras verte en el Arenal
más lágrimas iba a llorar
por un acto sumamente emocional.




De Mi vida los peores días,
pero siempre tuve la Esperanza
de que estaba cerca la alegría
y cerca un puerto de bonanza.

Y ahí, madre, queda demostrado
que cuando peor lo pasaba
nunca, Capitana,me ha faltado
tu manto que del temporal cobijaba.

Y ahora el mar en calma,
es el momento de agradecer
a los que hicieron que el alma
volviera de nuevo a florecer.

A los que su devoción
tu faro les guía a Triana,
ya sea del viejo Gibraleón
o flor de tierra antequerana.



A ese frescor de Rocío
que te tiene tanta devoción
y que nunca ha perdío
en ti ,Madre, la ilusión

A personas que siempre han estado
y que su mano han ofrecido,
cuando ayuda más ha faltado
sin haberlo uno pedido.

Esa es Nuestra gran Esperanza
la que aporta  amistades verdaderas,
la que trae mar de bonanza
y con ella la Primavera.

Ese Rostro de Mujer Andaluza
que cautiva hasta el río
cuando de Madrugá el Puente cruza
con su belleza y su poderío.





Ahora empiezo a sentir la brisa
antes de iniciar otra travesía
ahora, Madre, te dedico la sonrisa
que me has traído cada día.

Que nunca falte tu mirada
Reina y Madre de Triana,
pues mi vida es guiada
por tu Luz mi Capitana .



Texto José Antonio Rodríguez Ángel

Fotos Manuel Antonio Rodríguez Madrigal






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