Por segundo año
el alba de
Pentecostés
se siente extraño
sin Doñana a sus
pies.
La Rocina
silenciosa
espera el momento
de esa jornada
gozosa
llena de
sentimiento.
La marisma tiene
el sueño
de ver
procesionar
a la Madre de los
Almonteños
por aquel hermoso
lugar.
Ya es larga la
espera,
para que la
Blanca Paloma
vuelva a sentir
con solera
el coto y su
aroma.
Rocío que es
diferente
pero lleno de
alabanzas,
Rocío siempre
presente,
Rocío de
Esperanza.
Texto y Foto; JanRoc
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