domingo, 22 de febrero de 2009

Milagro, y Consolación para la Sed De Cristo.


Mediodía de Miércoles Santo las puertas de la Iglesia de la Concepción se abren,su barrio les espera,poquito a poco van desfilando los tramos de Nazareno,la petalada en lo alto de la Iglesia está preparada.
Es una mañana esplendorosa,ya están engalanados los balcones y en aquella casa de esquina,que tiene el mismo perfil y una fachada similar a la de la Parroquia el saetero espera.
A todo el mundo le mueve la fe por el Santísimo Cristo de la Sed y su Madre de Consolación que a la vez lo es de la Iglesia.
Pero los que estamos en la calle no pensamos en el milagro que dentro de un rato se producirá.
La Hermandad va saliendo,pero unas personas muy especiales les llevan esperando bastante tiempo,esas personas son los ancianitos del Hospital San Juan de Dios.
Allí esperando en el patio están ellos,con sus lagrimas,sus rosarios y sus historias vividas,saben que quizás sea su último encuentro con Jesús y María,por ello se emocionan.
La ancianita espera en su silla de ruedas,nota que le faltan las fuerzas,pero la emoción y la fe la mueven,se quiere levantar pero no puede,pero se encuentra reconfortada porque sabe que esta mañana es especial.
Ya se va acercando los sones de la banda que abre cortejo,ya se acercan los nazarenos de primer tramo,los chiquillos vestidos de nazarenos ponen su mirada en aquel patio,los polos opuestos de nuestras vidas se cruzan frente a frente.
Y empezó a recordar la anciano los duros tiempos de la posguerra,como viuda tuvo que cuidar a siete hijos,como uno había nacido muerto,y como dos murieron de enfermedades que hoy en día están controladas.
Si había que cuidar a la familia,ella lavaba,hacía la comida,cuidaba a los más pequeños mientras los mayores no podían acceder a una educación y tenían que ir a trabajar muy jóvenes,todo eran recuerdos.
El tiempo fue pasando,la boda de sus hijos,el nacimiento de sus nietos,las comuniones de estos,incluso el perder a uno en un accidente de tráfico,cuanto dolor en aquellas jornadas posteriores,pero fue ella quién enderezó el rumbo de la familia tras aquel duro golpe,pués ya en su vida había tenido unos cuantos más.
El Cristo estaba en la puerta del Hospital y empezó a enfilar el patio,el Señor de la Sed veía a los abuelitos allí,y les dice como a todos nosotros que le ayudemos a paliar la Sed,y es allí cuando se produce el milagro,dentro del patio Cristo pasa por delante de la fuente y desde la perspectiva de los ancianos Cristo bebe de esa fuente,Cristo retoma sus fuerzas para seguir difundiendo su mensaje,esa fuerza que transmite el Señor de la Sed se traslada a los ancianos,ancianos que aplauden,que lloran,pero lo hacen de alegría Jesús no ha fallado a su sita,ya se va pero en el rostro de los abuelos queda la sonrisa,las lagrimas.
Lagrimas que al momento serán borradas de sus rostros cuando llegue la Madre de la Iglesia,la Señora de Nervion,la Virgen de Consolación,la alegria cuando entra por el patio,el Cielo de Sevilla se dirige a aquellas personas,ella es el consuelo y el gozo para los mayores de la residencia,ella les da las ganas de seguir viviendo.La arrían y se escuchan los sollozos.
De repente se acerca un costalero a la ancianita que pensaba en su vida.
-Abuela-le dijo-si ella no falta a su cita con vosotros,por qué tenía que faltar yo,aquí te la traigo para que en su mirada compruebes como es la llanura celestial.
La Virgen se marchó pero los recuerdos de aquel patio durarán un año,o hasta que se acabe la vida de los protagonistas.
Cristo está sediento,Cristo nos pide ayuda para que hagamos el bien,para que seamos bondadosos por los demás y transmitamos todo el cariño que nos ha enseñado,pero Cristo no tiene porque hacerlo sólo,la solicitud de pedir agua es una solicitud para que ayudemos en lo que sea posible a los mas necesitados,no hace falta que hagamos grande esfuerzos,simplemente dando Consolación a quien lo necesita estaremos dando de beber a Jesús y estaremos haciendo un bien a la persona que nos necesita.
Seamos partícipes de la Sed de Cristo ya que algún día nosotros quizás necesitemos que esa mirada Azul le de consuelo a nuestras vidas.

Texto Jose Antonio Rodríguez Angel

Foto José Antonio Rodríguez Angel

No hay comentarios: