miércoles, 25 de febrero de 2009

Una leyenda de Miércoles de Ceniza.

La tarde caía sobre la Ciudad,finales del Siglo XVIII,aquel hombre con su sombrero y su capa se dirigía hacia un palacete situado en la Judería Sevillana.
-Buenas Tardes Señor-respondio el sirviente que abrió la puerta-le están esperando.
El sirviente le acompañó hacia una sala donde otras personas encontraban reunidas.
-Parece que hoy es el día de acercarse a San Bartolomé,por lo visto van a hacer cien años de aquel acontecimiento,de Miércoles de Ceniza que andan en los documentos del templo,y que casi obran el Milagro-explicó uno de los asistentes a aquella charla.
El recién llegado se quito capa y sombrero y al oír aquello preguntó si era cierto el run run que corría por las calles de que en San Bartolomé podría suceder un milagro aquella noche.
-Todo puede ser amigo, Dios siempre está presente,pero dejame que te cuente la historia.
Todos los asistentes se reunieron a la luz del fuego y el narrador empezó a contar
-era un Miércoles de Ceniza de hace cien años,a ciencia cierta no se sabe,pero se dice que fue hace un siglo,por documentos aparecidos en la parroquia,
En ella se narran hechos que casi llegan al milagro,pero que ningun cardenal de la ciudad han querido reconocer.
Fue una lluviosa tarde de febrero,hombres y mujeres se acercaban con piedad cristiana a la parroquia para asistir a la misa de miércoles de ceniza,todos hasta el mas vulgar delincuente obedecía el precepto de acudir a aquella misa.
Pero no todas las personas iban de buena fe,como sabéis quién se acogía ha sagarado no podía ser perseguido por la justicia terrenal.Este fue el caso de nuestro hombre que se llevaba bastante tiempo en aquella iglesia para huir de los corchetes del rey,y muchos años estuvo por allí los miércoles de ceniza,puesto que los carnavales de la ciudad era muy buena fecha para cometer delitos.
Tiempo que le había dado a conocer el funcionamiento del lugar sagrado y de la persona que estaba a cargo del mismo,año si año también asistía,lo que mas le llamaba la atención de la misa,distinta al del resto de los días,era el grito del sacerdote antes de imponer las cenizas en el decía que era el momento de convertirse ya que la ceniza significaba el polvo que volveríamos a ser,pero aquel hombre no cambiaba,y aquel miércoles decidió aprovechar para profanar el recinto sagrado.
Lo tenía preparado,sabía que el sacerdote guardaba perlas para embellecer a las imágenes del templo,sabía que dentro estaba el cepillo y sabía los miércoles se recogía la colecta del cepillo del santo para donarlo a los más necesitados, pensó que por mucho que se convirtiera el también estaba necesitado.
Y así lo hizo,en el momento del grito de convertíos del párroco durante la homilía y la imposición de la ceniza, aprovechó para entrar en la sacristía y coger todo lo que pudiera y lo mas valioso,ya no podía coger nada más cuando salió a la oscuridad,tenía hablado los precios y los compradores de aquellos objetos,la noche era bastante cerrada,pero tenia que salir antes de que los candiles iluminaran las calles,pregonando que la celebración había terminado,pero en su huída, tropezó y calló en una tumba que estaba allí para un entierro a celebrar el día siguiente,no pudo salir aquella noche y el frío le hizo dormir hasta que el entierro comenzó.
El párroco estaba triste por la cantidad de cosas que se habían perdido aquella noche,pero fue curioso todo apareció en el jardín,el ladrón no había llevado nada a aquella tumba.
Aquella noche alguien se acercó a la tumba,un encapuchado que le dijo que no era de su menester ayudarlo cuando había hecho tanto daño,debería redimir sus pecados y durante aquella cuaresma y el resto de las de su vida debería hacer el bien,además le marco el momento de su muerte,indicándole que no era su objetivo llevárselo ahora,ya que no había cumplido el rito de la cuaresma.
Y así fue al año siguiente volvió al templo después de hacer el bien,epro el destino quiso que el hombre tras un año ayudando volviera a pensar en profanar lo sagrado de nuevo,fue en el momento de la homilía cuando se dispuso,pero un viento abrió la puerta y un rayo lo fulminó.
Se dice que el sacerdote notó algo raro y que se dirigió al cementerio de la parroquia y allí junto algunos feligreses pudo comprobar como un encapuchado cargaba con alguien,nada se supo pero al siguiente año el miércoles de Ceniza la virgen del templo aparecía siempre con una rosa en sus manos y con un ajuar que nadie decía haberlo donado.
Se dice que este año es especial,porque hace cien del milagro,asi que dirijámonos a San Bartolomé.

Los hombres salieron y se dirigieron al templo con los cándiles,entraron el el templo y vieron el nuevo ajuar de la virgen,ajuar que se vendía y donaba luego los mas necesitados.
De repente uno de ellos vio un sobre escrito,sobre que por su estado debería llevar muchos años
Yo también me convertí y no morí aquella noche,fue un mensajero de Dios el que me hzio comprender la necesidad de ayudar y de no ser egoísta.

Asombrado aquel hombre escondió la carta donde la había visto,y se puso a pensar que el también había sido egoísta por lo que al imponerle la ceniza no se conformo con los ritos de cuaresma sino que se dedicó a ayudara al necesitado en cualquier momento,porque Jesús siempre está para ayudar a quién lo necesita

Texto Jara

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