martes, 20 de abril de 2010

Puertos de Esperanza


A veces la vida nos da malos tragos,a veces esos tragos son insuperables,pero lo último que se pierde siempre es la Esperanza.
El maestro alfarero estaba aquella mañana en sus labores,y viendo como otro maestro se dedicaba a preparar un azulejo.
-Parece ser que pronto subirán los barcos desde Sanlúcar de Barrameda-le comentó un cliente que iba a recoger una vasija de barro.
-Si pero de esas cosas que traen nosotros veremos pocos,se irán para otro-replicó el alfarero
Esto pensaba el alfarero,pero en sus adentros había otra inquietud,nada le salía bien incluso,enfermedades que no tenían cura se estaban paseando por su casa sin ser invitadas,ya había enterrado a un hermano ya su madre por dichas enfermedades a la que los galenos solo daban una solución sangrías y más sangrías.
Preocupado por su familia no tenía ocasión de ver otras cosas,le hubiera gustado seguir los pasos de un hermano que viajó hacia las Indias,pero el decidió seguir con el negocio que le había enseñado su padre.
En esos momentos un barco se dirigía hacia costas españolas,venía de América y en el una persona veía un pequeño cántaro de barro,las noticias que le habían llegado eran estremecedoras y esperaba que no fuera tarde para remediar algunos otros problemas,porque ya había otros que no tenían solución.
Al alfarero los problemas se le acumulaban,de golpe y porrazo su mujer y su hija cayeron enfermas del mismo mal que se llevó antes a sus otros familiares,preguntaba a la patrona de su gremio por qué ocurría aquello,por qué se había cebado la mala suerte con él y con los suyos,se negó a sangrara su mujer y a su hija,y la gente empezó a abandonarlo, a darle la espalda y a dejar de pasar por su negocio.
Una mañana sin nada que hacer,ya que no tenia encargos,decidió moldear con barro la imagen de su patrona,se llevó todo el día creándola,y al anochecer la colocó en un lugar principal en su taller,para poderle orar,ya que al ser considerado casi como un maldito le daba miedo a salir.
Su mujer y su hija empeoraron aquella semana,por allí se acercó el sacerdote para dar la extremaunción,el alfarero se había negadoa las sangrías y por ello era reprobado por muchos que le acusaban a querer jugara los médicos.
Pero de golpe la puerta se abrió y una persona entro en la habitación clamando
-¡Acaso Dios nos ha dicho que abandonemos al Hermano en sus peores momentos¡,lo que necesitan las personas que lo están pasando mal es cariño y afecto¡,los que no quieran apoyar que se larguen y quedémosno aquí la gente de buen corazón.
La sorpresa fue mayúscula cuando el alfarero vio a su Hermano Sacerdote que había vuelto de las Indias,y traía junto a su cruz la caja de la patrona de los Alfareros que le hizo en su día antes de partir.
-Esta enfermedad es conocida en las Indias,mucho tiempo allí hemos aprendido,y tiene cura,si no se ha sangradoa estas dos mujeres,en dos semanas estarán en perfecto estado.
Y así fue las mujeres se recuperaron y el alfarero donó la imagen de barro a una embarcación que se dirigía al nuevo continente,su hermano se quedó ya en el arrabal de Triana y le hicieron párroco de San Jacinto,ademas de salvar vidas,se dedicó a escuchar los problemas de personas que tenían familiares enfermos sin remedios,en estos caso lo único que podía dar era la Esperanza y el Consuelo.

Hoy en día hay problemas que siguen sin tener solución y hay familias que lo padecen,no podemos dejar atrás a estas personas y debemos intentar aliviar en lo máximo posible el dolor extremo que pueden sentir.La vida juega malas pasadas,pero la peor de ella es el olvido,apoyemos al hermano necesitado en estos casos.

Dedicado a aquellas personas que nunca olvidan,que siempre están cuando se les necesita,y que incluso en casos extremos siempre ofrecen un pecho donde poder cobijarnos y ahogar nuestras penas.Esas personas anónimas que siempre están son las mejores que pasan por nuestras vidas,son las que pone la Esperanza en el camino

Texto Jara
Foto Jara

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